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viernes, 20 de marzo de 2009

Estado paralizado


Todo comienza
En un fin incierto
En una noche desprovista
De pasiones ajenas.

Mi piel se eriza
Inquieta en la eterna niebla
Deseoso
Mi sexto sentido anhela.

Cubierto de un manto sagrado
Cuyas hileras de dolor y sufrimiento sujetan.

Intentos de inclino no puedo
Orquestas sinfónicas
Apaciguan la estruendosa tormenta.

Mollera inconclusa tiembla
Sollozan las pupilas
Brazos y piernas atrapadas
En las redes de la ilusión.

Es el momento de salir
Profundamente respiro
Me doy cuenta de algo

Escucho seres alados
Cantando la melodía,
Aquella que suena al amanecer

Exaltado vislumbro,
La eterna esencia
La vaga existencia
La triste presencia.

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